Reconocer que todas las semanas, meses y años dedicados al proyecto, no tuvieron recompensa económica, es difícil. La frustración se acumula en las venas.
Bien podría haber terapia para emprendedores en sus primeras quiebras. Pero no las hay. Tal vez porque los emprendedores, quienes queremos tomar las riendas de nuestro futuro profesional, aceptamos que la soledad, el esfuerzo tenaz y las caídas son el pan cotidiano de la vida que elegimos.
No es fácil.
Lo bueno es que después de varias caídas, las cicatrices sirven para manejar la ansiedad y tomar mejores decisiones. Y finalmente, obtener una recompensa por todo el esfuerzo. El nuevo proyecto, acaba por funcionar.
Otro asunto positivo son las enseñanzas
Hoy tengo 3 importantes enseñanzas, en forma de preguntas, que puedes hacerte si eres el fundador de tu negocio.
Estoy seguro que la mayoría de los empresarios que han fracasado (yo incluido en la lista), en esos negocios que cerraron, no se hicieron las siguientes preguntas a tiempo. Y si se las hicieron, no se hicieron cargo de las respuestas: no tomaron todas las acciones que la situación demanda.
- ¿De dónde viene el 80% de mis clientes?
- ¿De dónde viene el 80% de mis problemas?
- ¿Y el 80% de las restricciones de mi negocio?
La clave para que un negocio prospere, está básicamente, en tomar algunas buenas decisiones. Entre ellas, entender de dónde vienen los ingresos: qué es lo que me trae clientes más rápido.
La ley de Pareto (o llamada Ley del 80/20) gobierna los negocios. Dice que un pequeño número de causas explica la mayoría del resultado.
Y por último, encontrar la restricción principal del negocio: qué es lo que le impide crecer. Eliminar la restricción para permitirle al negocio pasar al próximo nivel, algo tan simple como eso, puede cambiar el destino de su empresa.
Por eso alguien dijo que para que un negocio crezca, la clave está en dejar de cometer un error en vez de buscar un gran acierto.